5.06.2015

¿Eres introvertido / da? Tranquilo / la, todo va bien

No hay que pedir perdón a nadie ni sentirse mal con uno mismo por preferir quedarse leyendo un libro en casa en lugar de salir de copas, por escoger un paseo por el parque o la playa antes que pasear por una calle comercial en hora punta. ¿Por qué no reivindicar la introversión? ¿Por qué los introvertidos no pueden ser excelentes tal cual? ¿Por qué deberían esforzarse en cambiar esa forma de ser? ¿Por qué pensar que necesariamente algo está o va mal? ¿Por qué negarse en lugar de aceptarse? ¿No puede considerarse eso una pérdida?


La imposición de la extraversión

Extraversión e introversión son dos dimensiones que se han relacionado a como se responde a la estimulación. Mientras que en la extraversión se puede decir que se ansía estimulación y se busca tener muchos estímulos alrededor, las personas introvertidas se sienten mejor cuando están en ambientes más tranquilos, con menos estimulación, no necesitando de tantos estímulos externos para sentirse bien. En cualquier caso, estas dos formas de ser y funcionar no tendrían porque ser entendidas como siendo una mejor que la otra, sino simplemente como formas diferentes. Pero, ¿es siempre esto así?
Parece evidente que nuestro mundo actual de las llamadas sociedades occidentales, ha tomado partido decididamente a favor de la extraversión. En un muy poco tiempo, en términos evolutivos, se ha pasado de una economía agrícola a un mundo presidido por los grandes negocios, de vivir en aldeas o pueblos pequeños a vivir en grandes ciudades, de trabajar al lado de las personas que se conocían de toda la vida a tener que relacionarse con gran asiduidad con multitud de personas extrañas. El valor de la soledad, del silencio, de los retiros de la vida mundana,  cantados como algo loable y beneficioso, es algo que pertenece preferentemente a  otras épocas o a otras culturas.
En estos nuevos escenarios, características como el magnetismo personal y el carisma, se han convertido, casi de repente, en cualidades muy deseadas, valoradas, apreciadas, importantes. 
Estos entornos, en los que el aparentar se considera a menudo más importante que el ser, la imagen personal que se proyecta puede ser más valorada que el fondo, la acción prima sobre la reflexión y la contemplación, el ruido predomina sobre el silencio, la fiesta se impone al recogimiento,  la diversión está del lado del bullicio, donde tener muchos amigos y una agenda repleta de actividades sociales se entiende como un indicador de éxito, en los que existe un importante culto a la “personalidad”, tal como se la entiende coloquialmente, donde se invierten grandes cantidades de recursos de todo tipo en agradar y gustar a los demás, son un medio excelente para las personas extravertidas, pero sólo para ellas.
Vivir, por ejemplo, en una ciudad, implica estar expuesto a aglomeraciones frecuentes, con muy escasas distancias físicas entre personas (por ejemplo en el transporte público, ascensores, centros comerciales en horas punta….). En el cine, discotecas, bares, tiendas de ropa, suelen predominar las cantidades elevadas de decibelios. El bombardeo de estímulos, especialmente visuales y auditivos, es constante, algo que será celebrado por una persona extravertida, pero que puede resultar abrumador para una que sea introvertida.
En su libro El poder de los introvertidos, Susan Cain señala que “nuestras instituciones más importantes, las escuelas, los lugares de trabajo, están diseñadas principalmente para los extravertidos y sus grandes necesidades de estimulación”. En los lugares de trabajo, por ejemplo, se ven a menudo oficinas diseñadas de modo abierto, sin paredes que separen a unas personas de otras, que por ello están expuestas durante todo el tiempo al ruido y a la mirada constante de los compañeros. Muchos trabajos en la actualidad exigen tener lo que llamamos don de gentes. Atender a otras personas, vender productos, hablar en público…. cosas que se les suelen dar muy bien a las personas extravertidas, pero de nuevo, sólo a ellas. En las escuelas se trabaja a menudo en grupo, algo sin duda importante, pero ese no va a ser el modo de trabajo preferido para un niño que sea introvertido. En no pocas ocasiones se colocan las mesas en las aulas de modo que los niños se encuentran sentados de frente, algo que tiene sin duda sus aspectos positivos, pero que puede resultar abrumador y no aconsejable para el rendimiento de un niño introvertido. 
Pero además de todo ello, se puede observar una extraordinaria presión para que todo el mundo encaje en ese molde, en ese formato,  para que exista una determinada uniformidad, para que no haya díscolos ni aristas.


Los niños introvertidos pueden sentir desde muy temprano presiones de diferentes tipos e intensidades para ser más extravertidos.


Aquí, una persona introvertida corre un serio riesgo de poder ser etiquetada con bastante rapidez y ligereza como un “bicho raro”, un inadaptado o algo por el estilo. Su propia forma de ser puede ser rechazada y entonces ser vivida por la misma persona como si fuese un problema, como una carencia o una discapacidad, algo que en ningún caso es así. Culpabilidad, vergüenza, baja autoestima,  dudas, inseguridad, rechazo, entre otras cosas desagradables, pueden entonces hacer acto de presencia, con todo el malestar que conllevan asociado. Convertir algo completamente normal en un problema puede dar lugar a mucho sufrimiento. Los elogios a la introversión pueden ser recibidos como un gran alivio por todos aquellos que han estado considerando, quizás durante toda su vida y sin ninguna razón objetivable, que algo no andaba bien en ellos.


La soledad, la intimidad, aislarse de vez en cuando, suele ser una necesidad para todo el mundo en alguna medida, pero más para las personas introvertidas. Sólo queda respetarla y satisfacerla. Estar en soledad para muchas personas puede no sólo ser un problema, sino su forma predilecta de estar.

Las personas introvertidas suelen gustar mucho de estar en contacto con la naturaleza. Es un medio que se acomoda muy bien a los niveles de estimulación en los que se encuentran cómodas.



Las ventajas de la introversión

Las personas extravertidas tienden a poseer cualidades como carpe diem, ves a por ello, que no te paralicen los riesgos… que pueden ser muy positivas y que explican que se los valore tanto. El problema surge cuando no se atiende en igual medida las cualidades de las personas introvertidas, aquellas que dicen “bueno, un momento, vamos a mirar todos los ángulos, tomémonos nuestro tiempo, no nos precipitemos…”. Ellas tienden a ser más prudentes y mucho menos propensas a tomar riesgos  excesivos. ¿No es esto una ventaja en muchas situaciones? Las personas con tendencia a la introversión tienden a pensar antes de actuar, a planear las cosas por anticipado, a ser previsoras, a no actuar llevadas por impulsos, incurriendo en menos conductas de riesgo, a no hacer comentarios inadecuados, son observadoras y poseen una gran sensibilidad, lo que les permite darse cuenta de los problemas de quienes los rodean, siendo comprensivas y respetuosas, escuchan más a las personas con las que hablan, suelen ser personas más creativas, calmadas y modestas, profundizan en sus pensamientos, maduran sus ideas, reflexionan sobre sus convicciones y creencias, y por lo tanto no tienen que estar sujetos a la opinión general. ¿No se pueden considerar todo ello buenas cualidades?
Se ha puesto, por ejemplo, mucho énfasis en la capacidad de liderazgo de las personas extravertidas pero, una vez más, suele adoptarse una visión sesgada de la cuestión. Hay contextos en los que las personas introvertidas pueden liderar de manera más eficiente. Por ejemplo, la introversión puede resultar favorable para liderar a personas con iniciativa, mientras que la extraversión es preferible para liderar a personas más pasivas y obedientes. Revisando la historia podemos encontrar muchos ejemplos de líderes introvertidos. Eleanor Roosevelt, Mahatma Gandhi y Charles Darwin se han citado entre ellos.


Una cuestión importante en relación a la introversión, es distinguirla de la timidez. Mientras que esta última está relacionada a tener pocos amigos o relaciones personales a causa del miedo y el temor al contacto social, en la introversión se tienen pocas relaciones personales porque se elige que sea así, no porque exista miedo al contacto social. 
Las personas introvertidas pueden tener buenas relaciones personales, si bien suelen ser poco numerosas, es decir, pueden disponer de una buena competencia social, siendo capaces de establecer relaciones sociales satisfactorias. 
Simplemente tendrían pocas porque no desean tener más.
Estarían más orientadas hacia su mundo interior, sin sentir incomodidad o molestarse por pasar tiempo solas. 
Entonces, puede haber personas introvertidas que sean tímidas, pero en ningún caso eso siempre tiene que ser así.


Es probable que culturalmente sea necesario un mayor equilibrio a la hora de considerar esas dos formas de estar en el mundo. Una suerte de yin-yang entre estos dos tipos. Se necesitan ambos modelos, no es que uno sea mejor que otro, es que uno ha sido sobreestimado en detrimento del otro. 
Dar mayor libertad a las personas introvertidas para que sean ellas mismas, tolerarlas mejor, en definitiva, dejarlas en paz siendo como son, puede ser visto como una estrategia en la que todo el mundo sale ganando, un juego de victoria-victoria.


TRATANDO CON PERSONAS INTROVERTIDAS

Algunas consideraciones pueden ser de interés a la hora de tratar con personas introvertidas atendiendo a sus características, sin perder nunca de vista que estamos hablando de generalidades. Entre ellas:

Respetar la necesidad de privacidad
Dejar espacios, proteger la intimidad, pedir permiso.

No poner nunca en aprietos en público
Un exceso de estimulación puede conducir al bloqueo.

Dejar primero observar en las situaciones nuevas
Para que haya tiempo de ir asimilando los nuevos estímulos

Dar tiempo para pensar
No pedirles respuestas instantáneas.

No interrumpir
Ni generar sobresaltos, ni grandes sorpresas bulliciosas.

Criticar en privacidad
Importante para todo el mundo, pero en particular en caso de personas introvertidas dada su sensibilidad. También es probable que saquen mayor provecho cuando se les enseña nuevas habilidades y conocimientos en privado.

No presionar para que tengan muchos amigos
La calidad importa mucho más que la cantidad.

Respetar su introversión
No tratar de cambiar nada y querer convertirlas en extravertidas.